Soy una mujer con recursos
Y
a cada nueva miseria
o
problema, o desgracia
ya
no le entrego mis lágrimas
Que
no me quedan
Y
he oído que se gastan
Ahora
más bien me preocupa
el
perderlas, descuidada
y
más tarde, cuando quiera
no
sea posible encontrarlas
Para
hacer qué
No
lo pienso, es inútil
Ya
no las guardo por casa
No
busco sitio en cajones
ni
en armarios,
ni
en la mente
Que,
por cierto, empieza igual
a
la palabra mentira
Ahora
es mi cuerpo un registro
de
cada nueva derrota:
en
el esternón laborales
tras
las orejas pasiones
Que
no duraron
Ni
fueron ciertas
Y
las ausencias a veces
Se
meten entre mis dientes
Me
duele su sabor a nada
a
nube sucia, tiempo robado
Son
tan pequeñas
Ocupan
tanto…
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