Para mi abuela Isabel
De mi abuela
aprendí
a ser fuerte
(o a intentarlo)
a decir coño, te quiero
Aprendí
que hay mentiras aparentes
o verdades complicadas
paradojas:
Siempre
fui su nieta preferida
y también mi hermana
y también mis primas
que, además, fueron sus hijas
Mi
abuela fue la madre
como he dicho
de sus nietas
de su madre
de su suegra
de mi abuelo
De ella heredé
la adicción a los libros
y a la libertad que, a veces,
solo he encontrado en ellos
Por ella supe
que una puede
reír cuando se está muriendo
en el sentido literal y metafórico
del término
Yo era joven
cuando murió
demasiado
para entender, darle las gracias
por esa obsesión tan suya
de inculcar a sus nietas
el andar erguidas
con la espalda recta
No te encojas, repetía
Solo ahora,
demasiado tarde
Entiendo que, al decirlo,
ella no pensaba en mi espalda
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