Desde
mi terraza
Veo las
caras de los vecinos
Hoy
lucho por la vida
de un
rosal enfermo
Y
escucho el martillo
de un
domingo de ateo
¿Cuándo
más podrá arreglar esa puerta?
Desde
mi terraza
el sol
no es de nadie
Y los
motores no marcan
el
ritmo de nuestras muertes
Escucho
el martillo
Y la
voz de un niño
Desde
mi terraza, hoy creo
que las
treguas
aún
existen