En mi bloque de pisos,
hay cincuenta y dos puertas
Siete son de roble,
cerradas
Cámaras de vigilancia:
paranoia
contra el mundo de afuera
Y el llanto del débil,
amortiguado
Hay catorce de pino, doble candado
Con barnices oscuros,
los del quiero y no puedo
Y lloro más bajo, con la boca
cerrada
Qué dirán, qué dirán…
El resto, contrachapado
Ajustado y ya basta
Total, qué van a robarnos
Los que siempre hacen ruido
Los que más se pelean
Los que tienen pladur
en lugar de ladrillo
Y hay un marco sin puerta
(¿una casa abierta?)
Esa no la he contado
porque ahora es de un banco
La señora de dentro
o se ha muerto
o se ha ido
Qué sé yo…
Yo, encerrada en mi casa
no me entero de nada